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En Sipe- Sipe se perdió algo más que una batalla (página 2)




Enviado por Alberto Pereira Rios



Partes: 1, 2

Sin duda fue un movimiento de diversión que
encubría sus verdaderas intenciones. En tanto se
dirigía a las alturas de Viluma.

"Todo el arte de la guerra se basa en el engaño"
Sun Tzu (El Arte de la Guerra)

Decidió que la cuesta de Tapacarí no era
la salida más adecuada para sus tropas, ya que los
patriotas podían ofrecer gran resistencia en las
escabrosidades del terreno y aún tanto más por lo
angosto de la quebrada de descenso, (Chacapaya) semejaba a un
desfiladero, que hacía muy difícil el
tránsito de las mulas que transportaban la
artillería.

La Madrid: (Desde el día 22) En
comisión por los cerros y al comando de las avanzadas en
observación del ejército enemigo) "Cuatro
días consecutivos vine tiroteándome de día y
de noche con la vanguardia enemiga y dando avisos al general,
hasta que en la noche del último, me incorporé al
ejército, dejando ya al enemigo dueño de la cumbre
(Cima del Matacruces) por donde se desciende al llano que
ocupaba nuestro ejército. Lo reconoció todo
(Rondeau) y destacó la mitad del ejército a unas
alturas que dominaban el desfiladero por donde debía bajar
el ejército enemigo. Memorias, T.1º.
P.73

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Gregorio Aráoz de La
Madrid

García Camba: "Llegó al siguiente
día (el ejército) a los altos de Chacapaya,
desde donde se avistaron algunas partidas enemigas en la boca de
la quebrada con las que se tirotearon por la tarde nuestras
guerrillas. Reconocida por muy difícil la bajada por la
quebrada de Chacapaya, con particularidad para las mulas que
habían de conducir a lomo la artillería, en cuyo
desemboque podía el enemigo oponer grande resistencia
favorecido por la escabrosidad del terreno, determinó el
general trasladar el ejército a los altos de Viluma,
situados a la izquierda de dicha quebrada"

Paz: "La desembocadura (de la cima de Matacruces)
que traía el enemigo era una quebrada áspera y
estrecha. Camino indispensable para salir de la sierra al llano,
está dominada por ambos lados por terrenos elevados, que,
habiendo sido ocupados por una numerosa vanguardia a las
órdenes del coronel don Cornelio Zelaya, debían
impedir al enemigo su salida y despliegue en la llanura de Sipe-
Sipe".

Mariano Torrente: "Era el día 25 de
noviembre cuando el ejército realista llegó a las
alturas de Chacapaya, distante dos leguas de la pampa de
Sipe-Sipe que era donde había formado sus fuerzas el
caudillo insurgente. Salió Pezuela al día siguiente
a reconocer el camino más practicable para su descenso al
valle, y no halló más que senderos muy pendientes
por los que apenas cabía un hombre de frente. Deseoso de
evitar los riesgos que se ofrecían a su marcha si la
emprendía por el camino habilitado de Sipe-Sipe en donde
habían formado los rebeldes sus principal defensa, y no
menos solícito por salvar el segundo camino conocido que
entraba por la derecha de dicha sierra, en cuyos rodeos y
gargantas se hallaban emboscados muchos grupos insurgentes con la
idea de obstruir aquel paso, se dirigió a la cuesta de
Viluma, situada a una legua de distancia por la izquierda, por la
que, si bien era considerada hasta entonces como intransitable,
parecía sin embargo que podía rodar la
artillería sin gran quebranto.

Conociendo la ventaja de abrir aquel camino, en el que
solo esperaba hallar los tropiezos del terreno y de ningún
modo los del ejército contrario, cuya atención
estaba totalmente empeñada en defender los puntos
accesibles, se determinó a tomar esta dirección. En
su virtud fue destacado don Pedrto Antonio Olañeta con dos
batallones y un escuadrón a la loma de la derecha, a fin
de que empeñándose con los cuerpos emboscados en
sus sinuosidades los conservase en creencia de que tales
esfuerzos tenían por objeto hacer expedita la bajada por
aquella parte
. En tanto que Olañeta
entretenía a los rebeldes en continuos ataques,
el
general en jefe hacía los reconocimientos necesarios para
habilitar su nuevo camino a fuerza de zapa: todos los equipajes,
parque y provisiones, fueron colocados en el escabroso
pináculo defendido por un regular destacamento de
emigrados y sirvientes armados, y así pudo el
ejército llevar adelante sus operaciones con más
libertad"

Con lo cual queda claro que Rondeau no contó
con la información adecuada en tiempo y forma,
dejándose llevar exclusivamente por la "descubierta" de La
Madrid (13) quien por lo visto, demostró poca eficacia en
el ejercicio de tal función.

Así pues, desestimó (Rondeau) que el
enemigo podía a descender por la cuesta de Viluma y cuando
lo advirtió, había ya perdido la posibilidad de
preparar convenientemente la defensa en las alturas del
áspero trayecto (adecuado para la defensa) que mediaba
entre Tapacari a Viluma, y que debía atravesar en su
marcha el ejército enemigo. En consecuencia, dejó a
su uso y provecho las mejores alturas.

Ya si alternativas, decidió ubicar sus
guardias avanzadas en las más bajas. Como era de esperar
fueron éstas desalojadas por el fuego de artillería
ubicada en una meseta intermedia entre la sierra y el
llano.

Así fue como Rondeau desaprovechó las
mejores posibilidades de obstaculizar seriamente el descenso del
ejército enemigo.

Resultado: Pezuela lo obligaba a combatir en el
llano.

Rondeau: "Por ese movimiento, tuve bien clara su
determinación (alude al ejército realista) de baxar
desde aquella altura por la quebrada de ese mismo nombre. Antes
que pudiese verificarlo, ordené al señor coronel
don Cornelio Zelaya, al comandante del 2º batallón)
don Alejandro Heredia y al sargento mayor de Cazadores del
Rudecindo Alvarado, pasasen inmediatamente a ocupar la boca de la
quebrada con trecientos cincuenta cazadores de los regimientos
1º, 7º y 9º, dos piezas de artillería de
campaña, 50 granaderos a caballo, e igual número
del 12º también montados según su instituto.
En el mismo día, hicieron aquellos empeño para
baxar, queriendo forzar el paso con sus tropas ligeras, pero
fueron rechazadas gallardamente a vivo fuego"

Es obvio que la idea de Pezuela no era bajar, por la
cuesta de Tapacari sino ganar tiempo para completar su
estrategia
.

IV-Día 27:

Mitre: Visto que el ejército patriota le
cerraba el paso por la cuesta de Tapacarí: "Se
corrió por su izquierda con el grueso de sus fuerzas y
coronó las altas montañas de aquella parte que se
consideraban impracticables y que llevan el nombre de Viluma,
famosa desde entonces. Desde la altura descubrió el
general realista la posición y la fuerza del
ejército patriota, penetrando desde luego su plan, que era
defender la boca de la quebrada por donde se creía
únicamente posible el ataque".

Lamadrid: "Salí con el general a
enseñarle el camino por donde debía descender el
enemigo. Lo reconoció todo y destacó la mitad del
ejército a unas alturas que dominaban el desfiladero por
donde debía bajar el ejército enemigo, allí
debía perecer todo él antes que conseguirlo.
¡Si se hubieran conservado esas ventajosas posiciones, que
sin embargo se abandonaron sin saber porque! Al bravo La Madrid
el árbol le tapaba la visión del bosque)

García Camba: "Y así se
verificó (el tránsito hacia Viluma) Como se
tomó temprano posición, hubo lugar de reconocerla
del enemigo en las lomas aisladas de Sipe-Sipe a legua y media de
distancia con varios cuerpos abocados a la desembocadura de la
quebrada de Chacapaya, dispuestos a defender aquel paso, pero
inútilmente. Nuestra posición era ya muy ventajosa,
porque además de presentar el terreno unas lomas
suavemente tendidas hacia el llano, por las que en caso necesario
podía descender la infantería con bastante frente,
ofrecía a media cuesta, una pequeña mesa, donde
colocada la artillería hubiera alejado a los enemigos que
se aproximasen al pie de la cuesta. Con este objeto ocuparon ese
importante punto las tropas ligeras y se pasó la noche con
la debida vigilancia.

Paz: Probó vencer la resistencia (el
enemigo) que se le oponía, pero desistió
después de un combate empeñado.

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José María
Paz

Mariano Torrente: Continuaron en el día 27
los parciales combates de Olañeta sobre las mismas
posiciones mientras que el teniente coronel Francisco Ostria
ocupaba las alturas de Viluma con 200 hombres, y que el general
en jefe se situaba con su estado mayor en las inmediaciones para
mantener la ilusión del enemigo, en tanto que desfilaban
ocultamente las fuerzas principales por la citada loma de la
izquierda. Confirmose el error de dichos rebeldes al descubrir en
el ataque dirigido contra Ostria la cabeza de las divisiones
realistas que empezaban a asomar por su flanco derecho. Empleado
todo aquel día en maniobras y movimientos hasta el
siguiente, fue preciso suspender la ejecución de la
grandiosa empresa de descender al valle por el camino
proyectado.

Rondeau: Los intentos del día anterior del
ejército realista se repitieron durante el transcurso de
este día "a pesar de haber engrosado sus guerrillas. Ya no
me quedó duda que harian (la) tercera tentativa para
lograr salir de su intento. En su consecuencia, y a pesar de los
movimientos con que amagaban ya a la izquierda, ya a la derecha,
como en ademán de bajar por otros de los declives
referidos, reforcé al coronel Zelaya con los regimientos:
7º y 9º. Igualmente mande al regimiento y a los
escuadrones de granaderos al frente de Viloma, a causa de haberse
dirigido (Pezuela) por las alturas hacia esta
dirección una división enemiga, auque no se me
ocultaba era una llamada falsa; los regimientos 6º y
12º y escuadrones de dragones también hicieron
movimiento hacia aquellos por distintos puntos, pero
después de haber anochecido regresaron a sus campos,
quedando bien guardadas las bocas de las quebradas, y a su
inmediación, refuerzos considerables para impedir las
ocupasen los enemigos a favor de la obscuridad.

V-Día 28:

Paz: Habiendo tomado (el enemigo) mejor sus
medidas atacó decididamente; ocupó la altura
reputada inaccesible, (Viluma) dominó nuestras posiciones
y las hizo desalojar, arrollando enseguida nuestra vanguardia, y
saliendo al fin con muy poca pérdida, al al llano que
tanto se le había querido disputar. Este fue el mayor
esfuerzo, quizás el único que hicieron nuestras
tropas, las que se replegaron sobre nuestra línea,
viniendo el enemigo a establecer la suya, esa misma tarde y a
media legua de distancia. (9)

García Camba: Al amanecer del día
28 se descubrieron dos regimientos enemigos apostados en las
medianías de las lomas de Viluma y al pie de ellos otros
cuerpos situados en las huertas. Para desalojarlos, y que el
ejército pudiese descender con algún desembarazo a
la boca de la quebrada de Chacapaya, se levantó el campo
temprano y se previno a las tropas ligeras, que, atravesando el
profundo barranco que tenían a la izquierda, ganasen la
angosta cuchilla opuesta por la que casi arrastrándose
bajaron hasta donde, extendiéndose el terreno, pudieron
romper el fuego contra el cuerpo enemigo que más se
aproximaba a nuestra izquierda por las expresadas lomas. Durante
la marcha del grueso del ejército, dos
compañías del batallón Voluntarios de Castro
y el batallón del general con ocho piezas de
artillería recibieron la orden de ir a ocupar la mesa que
habían dejado las tropas ligeras para auxiliar desde ella
el ataque. Montadas estas piezas dirigieron algunos disparos con
tan buen acierto que pronto hicieron descender al llano un cuerpo
de libertos que tenían al frente, y el mismo partido
tomó también, después de alguna resistencia,
el de la izquierda, atacado con vigor por nuestros cuerpos
ligeros. Seguidamente estos enemigos se parapetaron con las
tapias de las huertas, sitas al pie de las referidas lomas, pero
fueron igualmente desalojados de ellas por las
compañías de flanqueadores y la primera del
batallón de cazadores que desplegaron la mayor
bizarría. Casi al propio tiempo las dos
compañías de Castro con la primera brigada de
artillería y el escuadrón escolta del general en
jefe, titulado "Guardia de Honor", descendieron de la precitada
mesa y tomando la boca de la quebrada de Chacapaya desalojaron a
los enemigos situados en las huertas inmediatas por esta parte.
De manera que obligados en todos los puntos los contrarios a
retirarse a su campo de Sipe-Sipe., libre y convenientemente
despejado el terreno, continuó el ejército real su
marcha y fue a campar en la hacienda de Viluma al pie de las
lomas de este nombre Después de situado el
ejército, se empleó el resto de la tarde del 28 de
noviembre en reconocer la posición del enemigo para
determinar con más acierto el ataque del día
siguiente, y se empeñaron algunos ligeros tiroteos y
escaramuzas con la caballería enemiga que se adelantaba a
estorbar esta operación. En virtud del reconocimiento
practicado, quedó resuelto definitivamente atacar en
línea oblicua la derecha del enemigo, estimando menos
ventajoso y más sangriento un ataque de frente contra la
posición tan ventajosa como la que ocupaba Rondeau sobre
las lomas elevadas y aisladas del llano de Sipe- Sipe. Los dos
ejércitos beligerantes pasaron la noche en sus respectivos
puestos el uno frente del otro deseando probablemente ambos que
volviera a aparecer el sol en el horizonte, contando cada uno por
suya la victoria, como suele suceder en tales casos.

Mariano Torrente: "Dos horas antes de amanecer el
día 28 principiaron las tropas del rey sus operaciones y
superada toda clase de obstáculos y tropiezos quedó
ejecutada felizmente la primera parte de su plan tomando
posición en la falda de la sierra a la vista del campo
enemigo que les había disputado con el mayor empeño
la bajada, dirigiéndose contra ellas apenas las
había visto decolgarse por aquellos
derrumbaderos.

Bien habría podido dicho general empeñar
la batalla en el mismo día y esta fue la opinión de
una junta de jefes que convocó al intento; pero deseoso de
dar algún descanso a sus extenuadas tropas, que escasas de
alimento, habían debido sufrir indecibles trabajos en
hacer penetrables aquellas escabrosidades y malezas; y no menos
esperanzado de que fuese considerable en aquella noche le
deserción de los rebeldes, cuyo desaliento debía
haber crecido en proporción e impavidez y confianza conque
el ejército de Pezuela se preparaba para el combate,
determinó a esperar al siguiente para encadenar con
más seguridad a su carro la victoria. Empleó sin
embargo lo restante de aquel día en varios reconocimientos
dirigidos en persona con la mayor exposición, y por
algunos cuerpos de infantería y caballería al mando
de los coroneles Benavente y Olarria.

IV-La Batalla

Día 29

Mitre: "En la mañana del 29
practicó un movimiento de flanco (Pezuela) fuera
éste de tiro de cañón; (10) se
corrió en columna sucesiva por su izquierda, formó
cuadro, arengó personalmente a sus tropas entusiasmadas, y
desplegó su línea de batalla dando frente al cauce
seco del río ya señalado. Por este bien combinado
movimiento, se colocó sobre la derecha de Rondeau, (Orden
oblicuo) neutralizando en gran parte las ventajas de su fuerte
posición.

En torno a la elección de la línea de
operaciones afirmaba el Barón de Jomini (1779/1869):
("Precisiones del Arte de la Guerra") que eran varias las
combinaciones de líneas y también varias clases de
puntos decisivos, "Uno debería apuntar al flanco enemigo y
de allí a su línea de retirada" Concentrar el
grueso de las fuerzas propias en el punto decisivo, ó
contra la sección de la línea enemiga que uno
quiere abatir, y finalmente, asegurarse no solamente las fuerzas
propias, que estaban concentradas en el punto decisivo, "sino que
ellas fueran enviadas con vigor y contracción, tanto como
para producir un resultado simultaneo" (11)

No se sabe si Pezuela habrá sido devoto del
barón, de lo que no se puede dudar, es que con tan
oportuna decisión, selló definitivamente la suerte
del ejército patriota.

El general patriota al iniciarse el movimiento del
enemigo, ejecutó con precisión un cambio de frente.
Por este movimiento, la loma ó morro principal, que
formaba el día anterior la extrema derecha de su
línea, quedó colocado al centro, dominando siempre
el llano del otro lado del barranco ó cauce seco, el cual
fue cubierto con guerrillas de infantería apoyadas por los
fuegos de artillería que atacaban los despliegues de las
columnas realistas. A retaguardia se estableció la
infantería, cubierta por los accidentes del terreno. La
caballería se situó entre ambos flancos en actitud
de cargar oportunamente, y esta fue la única
disposición que indicara una intención más
allá de la estricta defensiva.

Pezuela avanzó resueltamente y desplegando en
batalla sufrió el fuego de artillería;
desalojó a los tiradores patriotas del barranco, se
lanzó sobre la derecha de la posición que
tenazmente defendida al principio, hubo de ceder al fin a su
empuje, mientras tanto la derecha realista, se corría en
desfilada a lo largo del indicado barranco, y vigorizaba el
ataque a la vez que amagaba la izquierda argentina. Rota la
derecha de los patriotas y en inacción su izquierda la
batalla estaba completamente perdida".

Lamadrid Nos cuenta algunos episodios de su
actuación en la batalla durante la cual luce su temerario
arrojo al mando tan solo un escuadrón la caballería
con el que arrolla a la enemiga y aún se las arregla para
salva al mayor general Fernández de la Cruz de caer en
manos enemigas. (12)

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Coronel Antonio Álvarez de
Arenales, vencedor en La Florida y amplio conocedor de la
topografía del Alto Perú. Sin dudas, el jefe
patriota más capaz, que militó en ese medio, a
partir de la "Segunda Campaña", (1813) participó
activamente en "La Guerra de las Republiquetas" (13) hostigando
sin descanso los flancos y la retaguardia del ejército
realista. Aconsejó a Rondeau no dar batalla y retroceder
con vistas a reforzar su ejército con la división
de Domingo French que venía a su encuentro.

García Camba: "Llegó en efecto el
apetecido 29 de noviembre y, con las ventajas obtenidas en el
anterior, entusiasmado el ejército real y lleno de
gloriosas esperanzas decampó para ir a formar en batalla
sobre la derecha de la posición de sus enemigos. Estos,
así que comprendieron la intención del general
Pezuela, abandonaron su fuerte posición y formaron su
línea en el llano al frente de la nuestra, apoyando su
izquierda donde antes tenía la derecha, adelantando por el
frente gruesas partidas hasta las tapias de las huertas del
barranco del río, y por la izquierda algunos cuerpos de
infantería y caballería hasta el bosque menudo de
la orilla del mismo río, con un cañón largo
de a cuatro y un obús de siete pulgadas cuyas piezas
rompieron el fuego que sostuvieron bien durante la marcha de las
tropas españolas, contestándolo nuestros soldados
con repetidos vivas al rey. Formada con celeridad nuestra
línea de batalla se puso luego en marcha para atacar en
ese orden.: Los enemigos parapetados en las tapias de las huertas
y apoyados en el bosque de la orilla del río rompieron con
oportunidad el fuego; pero contestado con viveza por nuestros
batallones, sin dejar de avanzar, en el orden que llevaban,
fueron luego desalojados y obligados a replegarse sobre su
línea. Casi al mismo tiempo había empezado nuestra
artillería a disparar contra la enemiga que

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Gral. Andrés García
Camba

habia roto bastante ante sus fuegos y seguía el
avance de la línea en cuanto se lo permitía el
terreno del barranco y el río Sipe-Sipe, que
atravesó con mucho trabajo, teniendo que suspender a
fuerza de brazos el peso de los cañones y las
cureñas. La línea enemiga, después que
entraron en ella sus tropas avanzadas, recibió a la
nuestra con firmeza y con un fuego sostenido de fusil y de
cañón más las ventajas conseguidas
habían alentado de tal modo a los soldados del rey que
nada bastó para contener su ardimiento. Así
contestando con un fuego terrible sin dejar de avanzar sobre sus
contrarios, en breve lograron imponer de nuevo al enemigo y
obligarle a perder terreno en algún desorden. Igual era
esta señalada ventaja en toda la extensión de
nuestra línea porque noblemente émulos los cuerpos
unos de otros, ninguno se quedaba un paso atrás y todos
caminaban con igual decisión a la gloria. Así su
ataque fue de tal manera impetuoso, que los enemigos no pudieron
lograr reponer su formación, y aunque a virtud de grandes
esfuerzos consiguieron reunir algunos grupos y hacer con ellos
resistencia, todo cedió al empuje siempre creciente de
nuestros entusiasmados batallones que al fin pusieron a sus
contrarios en desordenada y completa fuga".

Paz: "En la madrugada del 29 el enemigo
empezó a correrse por su flanco izquierdo, y continuando
este movimiento de flanco, circularmente, vino a quedar formado
sobre nuestra derecha.

El general Rondeau se vio precisado a un cambio de
frente, para el cual le fue forzoso, descender de la elevada
posición que ocupaba, extendiendo sus dos alas a ambos
lados del extremo de la loma en que había tenido su
línea, tan solo le sirvió esta para colocar
ventajosamente dos piezas de artillería que jugaron desde
la falda, siempre algo elevada, de la colina. En ese cambio de
frente hubo, según se me ha asegurado, una
equivocación voluntaria ó mejor diré,
clásica desobediencia que pudo por si sola comprometer la
batalla. (Referencia de episodio del cual fueron protagonistas
lo coroneles Pagola y Forest)

El enemigo, luego que hubo concluido su movimiento, se
lanzó al ataque sobre toda la extensión de nuestra
línea, triunfando en todas partes sin dificultad, sobre un
ejército desmoralizado y vencido desde antes, por el
desorden y la anarquía en que lo habían constituido
la insubordinación de sus jefes. Parecerá
increíble, pero yo doy entero crédito a las
relaciones oficiales del enemigo que, si no me engaño, no
hacían subir, ni con mucho su pérdida a cien
hombres. El regimiento 6º que estaba en reserva, tuvo orden
de apoyar un ala que flanqueaba y se disolvió antes de
llegar a la línea, sin disparar ni un fusilazo. Tan solo
los granaderos a caballo, que ocuparon la derecha, dieron una
carga que contuvo momentáneamente los progresos del
enemigo en la izquierda, los dragones hicieron más
ó menos lo mismo (La Madrid) y aún hubieran hecho
mucho más, a no ser la casualidad de que una bala,
atravesando las quijadas del caballo del coronel Balcarce,
cortó las cabezas del freno, dejándolo enteramente
sin gobierno en el momento más critico y en que más
necesaria era su dirección y su ejemplo. Sin duda fue
debido al respeto que impuso nuestra caballería, la
débil persecución que sufrió nuestro
ejército, de que resultó también
poquísima pérdida en el campo de
batalla".

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Juan Bautista Bustos, formó
parte del ejército del norte

Mariano Torrente: "Antes del amanecer del 29
estaban ya formadas las tropas en columna describiendo una
línea oblicua por la izquierda para desplegar en batalla
frente a la principal posición que ocupaba el enemigo. Fue
éste que rompió un vivo fuego capaz de desalentar a
cualquiera otra clase de soldados que no hubieran respirado tanto
ardimiento y decisión: la mala calidad del camino que
entorpecía el paso de la artillería, y las muchas
zanjas y acequias que había que saltar, eran nuevos
obstáculos que se ofrecían al general Pezuela; pero
sus acertadas disposiciones fueron ejecutadas con tanta
puntualidad y empeño, que en breves momentos fueron
forzados a pecho descubierto aquellos atrincheramientos en los
que se abrigaba la maldad y la perfidia. Desconcertados los
rebeldes con tan brusco é irresistible ataque, abandonaron
sus ventajosas posiciones, y perdiendo un obús y un
cañón que habían adelantado para impedir el
paso del zanjón principal, pudo ya el ejército del
rey desplegarse más libremente. Se sostenía
todavía el enemigo en el primer morro ó altura,
desde donde causaba los mayores quebrantos; más el bizarro
batallón de voluntarios de Castro despreciando las balas
de cañón y fusil que vomitaban la muerte por todas
partes, se apoderó de él a viva fuerza.

Ya no quedaba en poder de los facciosos sino el segundo
morro en el que formaba su tercera línea, trataron de
disputar la victoria, pero hubieron también de ceder al
denodado esfuerzo de las tropas de Pezuela, cuyo valor se
aumentaba en proporción a la resistencia. Desalojados los
rebeldes de este último punto, era de esperar que solo
pensasen en salvar sus reliquias con una pronta fuga; más
era tal su obstinación y ceguedad, que volvieron a
formarse de nuevo en los campos de Sipe-Sipe. Aquí es
donde los esperaban los animosos realistas para hacer un
despliegue general de sus fuerzas y para completar el triunfo de
aquella jornada: nada hubo que pudiese resistir a sus impetuosos
ataques; muy pronto acabó de perder el enemigo el
último aliento que le daba su desesperada
situación: arrollado por todas partes se entregó a
la más desordenada fuga; la caballería acabó
de fijar su destrucción, y el escuadrón de la
guardia de honor a las órdenes del coronel Francisco
Javier Olarria se cubrió de gloria: después de
haber salvado dos escuadrones de cazadores mandados por
Marquiegui, que se hallaron envueltos impensadamente por la
caballería enemiga, se dirigió en su
persecución por el espacio de tres leguas acuchillando a
los prófugos, y dejando tendidos en aquel tránsito
un número considerable de negros que habían jurado
el día antes no dar cuartel al cuerpo que mandaba aquel
digno jefe".

Rondeau: "Al amanecer del día 29 una
patrulla de granaderos al mando del teniente graduado José
maría Boill, puesta de observación en la noche,
como otros que de distintos cuerpos salieron con el mismo objeto,
por el centro y costados, me presentó una tropilla de
caballos y mulas extraídas al enemigo de sus
inmediaciones. Después de aclarar bien, empezó
éste a mover su campo y desfilando por su izquierda por
divisiones vino a plegarse al frente de nuestro flanco derecho en
la forma que manifiesta el plano en el punto H. Antes que
concluyese el movimiento, hice salir todas las
compañías de cazadores al mando del coronel Zelaya
(nombrado jefe de la izquierda en línea) y del sargento
mayor don Rudecindo Alvarado, con orden de que, parapetados de la
barranca que formaba el río interpuesto, hiciesen fuego
sobre las filas enemigas a fin de causarles algún destrozo
antes de acercarse a las nuestras, previniéndoles se
prolongasen éstos en igual proporción y en la misma
dirección que lo verificasen aquellos. Igualmente
mandé baxar del cuartel general el obús que
debían proteger los cazadores, ordenando al capitán
Peralta, a cuyo cargo estaba, avanzase a la distancia precisa de
aprovechar sus tiros. Lo graduó tan bien este oficial, que
no se perdió una granada. Todas ó caían
ó reventaban sobre el cuadro y sus inmediaciones, y
así pueden calcularse sus efectos.

El enemigo permaneció aún bastante tiempo
en aquella formación, por observar sin duda si yo
hacía algún movimiento. No lo consiguió,
pues me consideraba en aptitud de executarlo cuando conviniese,
según la distancia en que estaba. De aquí es que,
ó bien fuese por esto, ó porque los fuegos del
obús disminuían considerablemente su fuerza,
desfiló rápidamente por su izquierda sobre la
división que hacía frente, y apareció su
línea de batalla según se demuestra en el plano con
la letra y duplicada.

En tanto se hacía esta evolución, dispuse
baxaran del mismo punto que el obús otras dos piezas, a
fin de que formando una línea paralela batiese una al
centro, y la otra al costado izquierdo. Jugaron éstas a
las órdenes del comandante don Juan Pedro Luna y del
capitán don Antonio Giles, quienes se señalaron en
sus punterías como el oficial del obús. Al mismo
tiempo ordené que el regimiento número1º que
con anticipación había descendido del morro, y el
9º que aún se conservaba en él, formasen
prontamente la mitad de la derecha de la línea, apoyando
el último la izquierda al pie de la colina, y que los
granaderos protegiesen aquel costado

El señor mayor general, que hasta este momento
estuvo a mi lado, baxó a ocupar su puesto, pues estaba
nombrado xefe de la derecha.

Los enemigos, luego que formaron batalla, rompieron el
fuego de cañón con muy pocas piezas distribuidas
por la extensión de su frente, dirigiendo sus
punterías a las nuestras avanzadas, ó para apagar
sus fuegos ó para hacerlas retirar.

No consiguieron una ni otra cosa por su mala
dirección y el denodado imperio de nuestros artilleros,
que continuaron con el mismo acierto que al principio.
Duró este tiroteo como quince minutos de ambas partes,
después de desplegar aquellos su línea, recibiendo
mucho daño de nuestros cañones, y sin causarnos el
más leve, bien que contribuía a esa ventaja estar
dos piezas emboscadas, y la otra parapetada, proporciones que nos
ofrecían la arboleda, casas y cercados interpuestos entre
uno y otro cuerpo y de que el enemigo no podía valerse por
estar situado a la parte del río en paraje llano y
despejado. Esta desigualdad tan marcada lo puso, sin duda, en el
caso de cargar con la mitad de su línea izquierda sobre
nuestra derecha, entretanto que el resto de la derecha desfilaba
sobre ese mismo costado por sobre la barranca de la ribera
opuesta, como buscando paso para penetrar hacia esta parte. Luego
di orden a los regimientos 7º y 12º (que) marchasen a
paso acelerado a formar la otra mitad de la izquierda, apoyando
primero su costado derecho y haciendo que los dragones, que ya
estaban en aquel terreno, protegiesen el flanco izquierdo de
ellos".

Rondeau tomó primero un frente fijo, como si
debiera ser mecánica la marcha del enemigo, y tuvo que
cambiarlo al ver que éste ya lo circunvalaba por la
derecha y fuera de sus fuegos.

Por otra parte, ¿que podemos decir de Forest y
Pagola? los que se pusieron a disputar sobre quien debía
ubicarse en la extrema derecha de la línea de batalla que
estaba bajo ¡¡ los fuegos y fusilazos del
enemigo!!

Parece inconcebible que estos dos valientes y no
menos atolondrados jefes, hallan llegado a tales
límites.

En los hechos resultó que desde el cuerpo de
Forest, se pronunció el desorden que luego fue
incontenible.

Continúa Rondeau diciendo que:
"
Está demostrado que nuestra línea, por un
cambio de dirección hecho por mitades y a
proporción de las maniobras del enemigo, dio frente a la
derecha con bastante oportunidad pues era la parte en que aquel
lo buscaba, y en que iba a emprenderse el ataque, quedando el
centro apoyado en la colina por uno y otro costado y protegido
por las dos piezas de artillería en su altura al mando del
capitán Ramírez lo mismo que de la otra más
a retaguardia como a veinte varas en donde yo me hallaba,
debiendo retirarse las que estaban avanzadas bajo la
protección de los tres dichos, y colocarse al pie del
cerro para dirigir desde allí sus fuegos al frente, u
obligarles si fuese preciso.

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Soldado del batallón de
Cazadores del ejército del Alto Perú

Batalla de Sipe-Sipe
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Cuando impartí la orden a los regimientos 7º
y 12º que marchasen a formar la izquierda de la
línea, la comuniqué también al 6º que
componía la reserva, a fin de que acelerase su marcha para
situarse a mi inmediación con el objeto de destinarlo a
donde conviniese dejando sobre la altura que ocupaba la pieza de
a 4 con su correspondiente dotación.

Volvamos al enemigo cuya mitad izquierda cargaba,
según lo dicho, sobre igual parte de nuestra derecha,
desfilando el resto a su a su flanco derecho por ese costado, en
consecuencia fueron dadas todas las disposiciones que dexo
apuntadas; aquellas fueron recibidas por nuestros cazadores
destinados a ese frente, y parapetados como se ha dicho, con un
fuego destructor con el cual y el que hacían las dos
piezas del comandante Luna y el capitán Giles, se mantuvo
el ímpetu con que marchaba, notándose en esta parte
por algunos instantes bastante desorden. Sin embargo, volvieron a
continuar su marcha, y a efecto del fuego de fusilería por
descargas, acompañado del de artillería,
consiguieron desalojarlos y apoderarse de la ribera. Estos,
cubriendo nuestras piezas, se retiraron a sus cuerpos a
excepción de los que mandaba el sargento mayor graduado
don Félix María Gómez, que tenía
orden de situarse sobre nuestra a la derecha, algo separado, para
flanquear al enemigo, ó executar otra maniobra que se le
previniese. Luego que avanzó para ponerse a tiro de los
regimientos 1º y 9º se rompió el fuego de
fusil

por una y otra parte, recibiendo también el
enemigo, de las piezas de artillería que estaban en el
morro. En este acto dispuse que el teniente coronel don Juan
Ramón Roxas pasase con sus granaderos a tomar flanco
izquierdo del enemigo, lo que se verificó a pesar de la
oposición que se le presentó.

Todo anunciaba ya el momento de la victoria, cuando
advierto con sorpresa que el regimiento número 1º que
estaba lo más de él parapetado, vuelve la espalda y
fuga en dispersión, que el número 9º, aunque
en desorden también retrogradaba; mando inmediatamente que
uno y otro diesen frente al enemigo y se sostuviesen, y al
capitán don Juan Antonio Ramírez que disparase a
metralla con las dos piezas de su mando, sobre la parte izquierda
de aquel; consiguiose que el 9º hiciese alto, diese frente y
empezase a batirse con la serenidad de una tropa aguerrida, pero
el número 1º, a más de haber envuelto parte
del 9º que se dispersó con él, no
volvió más a la línea y desapareció
como el humo, el 9º no tardó en ser arrollado y
despedazado pues toda aquella fuerza vino sobre él. La
derecha del enemigo, advirtiendo las ventajas conseguidas por su
izquierda, carga sobre los regimientos 7º y 12º Estos
se sostuvieron, pero habiendo entendido el desalojo del terreno
de la derecha abandonaron el que pisaban. Vista tan
extraña e inesperada dispersión, mandé a
todos los ayudantes que en la ocasión estaban a mi lado a
contenerla con cuantos jefes y oficiales encontrasen
previniéndoles esto mismo y que se replegasen al morro
donde había estado la reserva y existía un
cañón, para proteger la reunión en caso
necesario, pues fue el objeto con que quedó allí.
Entretanto se hacían estas prevenciones observé que
todos los cuerpos que habían entrado en acción,
solo marchaba ordenado el de granaderos a caballo, que se
retiraba del flanco del enemigo. Baxé inmediatamente de
cerro y a su pie encontré el número 6º, a cuyo
jefe ordené subiese aceleradamente; más como
advirtiese casi en el mismo momento que era ya inútil este
paso, porque los enemigos empezaban a ocupar el puesto que se le
había señalado, volví a mandarle se
retirasen al que había dexado, pero este cuerpo en su
contramarcha, fue envuelto en la dispersión de los
demás. Entonces me dirigí a los granaderos y
previne a su comandante diese una carga sable en mano sobre una
división ó trozo enemigo que perseguía por
la derecha a fin de contenerlo y ver si lograba de este modo la
reunión el punto de la reserva, fue ejecutada tan
difícil maniobra con mejores resultados de los que
debían esperarse en las circunstancias, pues hicieron
retroceder estos bravos soldados parte de la infantería
enemiga, y arrollando completamente su caballería,
acuchillaron a muchos de una y otra arma.

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Reproducción Gráfica de la
Batalla

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Referencias: Fase 1º

1) Avance del ejército de Pezuela por las
alturas de Tapacari.

2) Llano de Sipe-Sipe

3) Enfrentamiento de tropas ligeras realistas al
mando de Olañeta y avanzadas de

la vanguardia patriota.

4) Emplazamiento del ejército realista frente
a la cima de Montecruces, desde

donde Pezuela observó la disposición
del ejército patriota. A partir de lo cual

dispone reiniciar su marcha hacia
Viluma

5) Emplazamiento de la vanguardia
realista.

6) Tropas patriotas cerrando la boca de la quebrada
de Chacapaya por donde se

suponían bajarían los
realistas.

7) El ejército enemigo alcanza las alturas de
Viluma.

8) Ubicación de algunas piezas de
artillería realistas desde donde abren fuego
y

desalojan a los batallones de cazadores patriotas
(1º y 9º ) que trataban de

cerrar la salida del ejercito realista

9) Los batallones patriotas se ven obligados a
retroceder a su línea y el ejército

realista descienden al llano.

10/11) Ubicación del ejército patriota
sobre unas lomas.

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Referencias Fase 2

1) El ejército realista formado por columnas
ya en el llano.

2) El enemigo empezó a correrse por su flanco
izquierdo fuera del fuego de la artillería patriota y
siguió su movimiento circular hasta quedar todo el
ejército formando su línea de
batalla.

3) Línea de batalla que Pezuela ubicó
detrás del barranco.

4) Guerrillas patriotas dispuestas para demorar el
avance enemigo.

5) Primera posición del ejército
patriota, fuerte sobre unas lomas.

6) Cambio de frente del ejército
patriota.

7) Línea de batalla del ejército
Patriota.

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Referencias Fase 3

1) Línea de batalla del ejército
real.

2) Avanzadas del ejército patriota parapetados
detrás del barranco.

3) Avance de toda la línea realista bajo el
fuego de la artillería patriota

ubicada sobre la loma.

4) Rondeau ordena a una sección de
infantería en retroceso que flanquee el

avance del ala derecha realista.

5) Artillería patriota ubicada en la primera
loma.

6) Línea de batalla del ejército
patriota.

7) Primer ataque del escuadrón de "granaderos"
ante el ataque realista a la

derecha patriota.

8) luego de tal cometido regresa en
formación.

9) Ante la dispersión general recibe la orden
de contener el avance de la infantería

realista a fin de proteger a los dispersos. Cumple la
misión exitosamente.

10) Ataque de un escuadró de dragones al mando
de La Madrid, a fin de

neutralizar el avance de la infantería
realista

11) El batallón 9º recibe la orden de
volver caras. Misión infructuosa ya que se
ve

envuelto por la dispersión del batallón

El sargento mayor La Madrid desde más delante de
Sipe- Sipe volvió atrás con los dragones que
mantenía reunidos, pues el coronel graduado don Diego
Balcarce se hallaba con el caballo herido y las riendas
destrozadas, cargó también sobre las partidas que
perseguían por la izquierda, logrando contenerles y
causándoles algún estrago. Estas acciones aunque
brillantes fueron ineficaces para el objeto que se
proponía, pues ya el pavor se había apoderado
nuestros soldados infantes y no hacían si no huir
desesperadamente.

Luego que se rehicieron los escuadrones de granaderos
volvieron adonde yo estaba en estrecha formación, sin
dexar en el campo más hombres que los que perdieron en el
choque; ordené nuevamente a su comandante ocupase los
altos de Amiralla, sosteniendo la retirada de los dispersos en
cuyo paso estrecho creía detener le gente que pudiese, y
hacer oposición al enemigo; tampoco esto fue posible, pues
cuando yo pensaba que la tropa no buscaría otra salida que
ésta, pues era por donde había entrado a Sipe-Sipe,
veo tomaban aun por los cerros inaccesibles por diferentes
direcciones. Ya en este estado, desistí de ulteriores
empeños en la confianza que los soldados y oficiales
libres de peligro se inclinarían al camino que va de
Sacasa, punto de reunión que se había dado a los
primeros xefes de cada cuerpo, en virtud de ser conocido por todo
el exército y porque nos proporcionaba la ventaja de los
pasos escabrosos y desfiladeros por alturas, que
imposibilitarían la persecución de nuestros
soldados. Pero los más jefes olvidaron hacer esta
prevención a sus subalternos y de aquí emana la
pérdida mayor del exército.

Estos han sido los principales pasos que nos han
conducido al doloroso contraste del 29, desgracia que la
nación, que el mundo militar, que el exército
mismo, no podrá imputarme, cuando a más de mis
medidas de que instruirán los documentos de cada xefe en
un manifiesto que pienso dar, hablan ahora los órganos
mismos, los ayudantes de campo sin temor de ser desmentidos por
uno solo de los que recibieron las órdenes, pues de las
que cada uno ha recibido y distribuido incluyo copia, como
igualmente de la instrucción reservada que pasé a
los xefes el día antes que el enemigo se presentase a
nuestra vista.

No obstante sirva a vuestra excelencia de algún
consuelo que en poder del enemigo no han quedado muchos
prisioneros, que los destrozos que ha sufrido éste son de
bastante consideración como lo hemos palpado y lo aseguran
oficiales y soldados tomados aquel día y que han escapado
de sus prisiones, y que en mucho tiempo no emprenderá cosa
de mayor importancia, y que ya reforzado con los auxilios que he
pedido y aguardo a todo trance resarciré una
pérdida en que juzgo, no he tenido la menor
parte.

Dios Guarde a V.E. muchos años.- Quartel General
en Suipacha, diciembre 29 de

1815.- (14)

Vicente F. López: Dice con relación al
"parte":
"Documento curioso, ingenuo y pueril en su forma
misma, por no decir otra cosa, donde relata lo sucedido de una
manera tal, que muestra a las claras su propia nulidad en el
mando … difícilmente podría citarse otro general
capaz de elaborar y de firmar semejante pieza llena de excusas y
de confesiones, que solo contribuyen a reagravar los justos
cargos que lo abrumaban"

Después de
la batalla

Los jefes enemigos se quedaron absortos de lo que
habían visto.

García Camba uno de los más competentes
entre ellos, criticaba acremente la formación y marcha de
Pezuela en el campo de batalla. Se refiere al orden abierto que
empleó la infantería en su ataque a las posiciones
patriotas.

"Fueron tan desacertadas –dice- que si contra esa
línea desordenada por la marcha y por los fuegos que al
mismo tiempo hacía. Hubiese Rondeau empleado una ó
dos columnas bien dirigidas, es muy probable que el resultado de
la batalla hubiese sido distinto.

Lo que dichos jefes ignoraban es que Pezuela
sabía muy bien con los "bueyes que araba", me refiero a
los propios y … ¡a los ajenos!

"Pero, el general enemigo –agregaba-
acreditó su insuficiencia, y la gente que mandaba su
inferioridad a la nuestra". Andrés García Camba,
Ob. cit.

La retirada de Rondeau fue tan desastrosa como lo
había sido su campaña.

¡Ah! -exclamaba el general Paz- ¡Que
comparaciones hacíamos con esas retiradas del general
Belgrano en que, habiendo dejado tres cuartas partes de su
ejército en el campo de batalla, salvaba lo que le
quedaba, conservando la disciplina y el honor de nuestras
armas!

¡Que comparación, con aquella fuga, en que
habiéndose salvado todo el ejército, se
perdió en su mayor parte por la inepcia y la más
crasa incapacidad!

Memorias T.1º, P.272

En Jujuy encontró la preciosa división con
que el general Domingo French marchaba apresuradamente en su
auxilio. Pero se halló también con que Guemes
sublevado en Salta, estaba no solo decidido a cerrarle el paso y
a impedirle que ejerciera acto alguno de autoridad en aquellas
provincias, sino también a exigir que fuese destituido,
exactamente como él lo había hecho en 1813 con el
general Viana y con Sarratea, y como acababa de hacerlo con
Alvear (15) en diciembre de 1814.

Y así se hizo afortunadamente para la gloriosa
defensa del suelo de la patria, que llevó a cabo el
popular y habilidoso caudillo de Salta.

El Alto Perú se había identificado
moralmente con la causa de la Revolución de Mayo,
jamás había podido constituirse robustamente dentro
de su propio organismo, el efecto de concurrir eficazmente a la
acción libertadora de los ejércitos auxiliares, que
llevaron casi solos todo el peso de la guerra.

Después de Sipe-Sipe, las clases ilustradas
estaban decididas a formar una nación aparte (16)
no obstante que las masas populares, y sobre todo los
indígenas, persistían en mantener viva la
insurrección, levantando con manos débiles aunque
heroicas los abatidos pendones de la revolución
argentina.

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Cnel. Carlos Forest

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Emblemas realistas

Capítulo III

"Hacer lo inesperado por donde no se lo
espere"

Reflexiones
finales

Pezuela se dispuso a dar batalla siguiendo
rigurosamente las normas aceptadas como básicas en la
batalla estratégica:

a) Se preparó teniendo en cuenta un objetivo
importante y decisivo.

b) Su táctica fue producto de meditadas
combinaciones

c) Y puesta en práctica conforme a un plan
anterior.

d) Es dable suponer que fue flexible de manera que
pudo introducir

las modificaciones que los sucesos le
impusieron.

e) Tuvo muy en cuenta el terreno para adaptar a
él la formación y las

maniobras.

f) Amagó con una salida al valle y lo hizo por
el lugar menos pensada por

Rondeau (Tal cual lo había hecho con Belgrano
en Ayohuma) quien había adoptado una línea de
batalla fija dando por seguro que el Pezuela lo atacaría
en tal posición Al respecto viene al caso una
reflexión del general Carl von Clausewictz (De la Guerra
quien afirmaba que: "Hacer planes flexibles que se ajusten a la
realidad y no pretender que la realidad se ajuste a los
planes".

Mitre: "Los que han atribuido esta derrota a
órdenes dadas a destiempo ó mal ejecutadas, parecen
no haber comprendido que la batalla estaba perdida antes de
darse. Era un ejército desmoralizado, sin cabeza y sin
nervio que se mantenía a una estricta defensiva en una
posición que creyó equivocadamente inexpugnable.
Atacado en ella por donde no lo esperaba, tuvo que obedecer a
todos los movimientos ajenos, y empeñado el fuego, lo
libró todo a la resistencia pasiva contra un enemigo
resuelto a avanzar a todo trance. Solo así se explica como
Pezuela pudo ejecutar su marcha de flanco casi dentro del tiro de
cañón de los patriotas, y avanzar impunemente
desplegando en línea de batalla con fuegos sobre la
marcha, sin ser atacado en su avance por una ó más
columnas oportunamente lanzadas bajo la protección de una
artillería superior en posición y en calidad. Estas
faltas cometidas por el general español y que con
razón los militares han criticado, prueban empero, que, en
la resolución del avance estuvo la victoria y en la falta
orgánica de iniciativa por parte de los patriotas, la
derrota. El general

Rondeau sin perder su sangre fría, procuró
contener al enemigo triunfante haciendo jugar activamente su
artillería, perfectamente dirigida por el comandante Pedro
José Luna y los capitanes Peralta y don Antonio Giles. Al
mismo tiempo ordenó al batallón 9° que se
retiraba en formación, volviese caras, lo que
ejecutó bravamente y en orden el coronel Pagola; aunque
envuelto muy luego por el desorden del batallón 1°,
tuvo que ceder, dejando gran parte de su tropa tendida en el
campo.

Viendo la inutilidad de estos esfuerzos, y que su
izquierda era al mismo tiempo forzada por la derecha enemiga,
procuró reconcentrarla resistencia en el morro; pero tuvo
que desistir de ello, porque ya nada había que hacer sino
salvar los restos dispersos. Entonces tuvo la inspiración
del momento. Dirigióse al galope a los dos escuadrones de
granaderos a caballo que se habían retirado en orden del
flanco derecho y ordenó personalmente a los comandantes
Rojas y Necochea que cargasen sable en mano para contener al
enemigo Esos dos jefes eran dignos de recibir tal orden. Cargaron
con irresistible denuedo sobre la infantería, paralizaron
una parte de ella, hicieron retroceder otra, acuchillaron la
caballería enemiga, obligándola a refugiarse
desmontada a retaguardia de sus batallones; y con ocho oficiales
heridos y una pérdida de más ce cincuenta hombres
de tropa entre muertos y heridos, dieron tiempo á que se
salvase gran parte de los dispersos. Rehaciéndose luego
con serenidad, continuaron sosteniendo bizarramente la retirada,
hasta que no quedó en el campo un solo soldado patriota
que proteger.

Paz: "Debe tenerse presente que la acción
de Sipe-Sipe no fue una confusión nocturna como la de
Cancha Rayada; que el enemigo no nos persiguió, y que la
dispersión no fue efecto del terror, sino del desorden y
de la incapacidad más absoluta" (17)

El resultado de esta lamentable y sentida derrota,
fue que cerró para siempre a los argentinos las puertas
del Alto Perú; y señaló el principio del
desmembramiento de lo que fuera el Virreinato del Río de
la Plata.

Apéndice

I-Parte oficial de la
batalla:

Excmo. Señor: Luego que el ejército de mi
mando, por la escandalosa dispersión de algunos cuerpos,
sufrió el contraste inesperado del 29 en el campo de
Sipe-Sipe, traté de reunir la fuerza posible en Carasa con
tanta más confianza, cuanto había avisado a los
xefes el día anterior que el punto de reunión en
caso de una desgracia era en Sacasa a cuyo término
conducía aquel. Yo tuve como objeto presentar a todo
trance al enemigo porción de obstáculos, ya con una
fuerza reunida, ya con los desfiladeros y posiciones ventajosas
que tendría que superar. No me fue posible realizar este
plan a causa de que los demás jefes, no solo no han
avisado esta determinación, sino que la tropa ha tomado
infinitos caminos, motivos porque la señalé en
Chuquisaca. Allí pude reunir con el auxilio de algunos
xefes y mis providencias hasta 500 hombres y con ellos y los que
cada día se han ido incorporando hasta tener hoy 1.300, he
emprendido a la cabeza de la columna un movimiento hasta
acá, sin que haya cargado una sola partida enemiga, ni que
nos hayamos visto obligados, a pesar de su aproximación, a
hacer marchas precipitadas. Cubre la retirada el señor
brigadier Rodríguez quien está encargado de recoger
los dispersos que encuentre ó de que tenga noticias
hallarse a sus costados. Descanse V.E., que el enemigo no ha
quedado en estado de emprender nada en mucho tiempo por los
estragos que ha sufrido de la caballería y
artillería nuestra y las infinitas atenciones que tiene a
sus alrededores de millares de comandantes, soldados y naturales
que apurarán su situación poco brillante. Los
pueblos se han decidido más que nunca a nuestro favor, y
los vecinos que no se han reunido a las partidas
patrióticas han emigrado al exército, quedando
aquellos casi vacíos, Potosí y Chquisaca han
acreditado su adhesión de un modo muy expresivo, y en
aquel principalmente no ha quedado un solo oficinista, ni familia
patriótica que quiera sufrir nuevos ultrajes de los
tiranos.

Dios guarde a vuestra excelencia muchos años.
Cuartel General en Tupiza, diciembre 25 de 181. José
Rondeau- Al excelentísimo Director Provisional del Estado
(18)

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Gral. Francisco. Fernández de
La Cruz

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José Rondeau

II) El Comandante
Patriota

Según nos cuenta Paz: (José
Rondeau)
"Era un perfecto caballero adornado de virtudes y
prendas estimables como hombre privado, pero de ninguna aptitud
para el mando militar, principalmente en circunstancias
difíciles como en las que se hallaba. Declaro que
ningún motivo personal de enemistad mediaba entonces ni ha
mediado después entre el general Rondeau y yo; antes le
era sinceramente afecto y me mortificaba notablemente cuando
oía las críticas que se le hacían, y lo que
es más, el desprecio de que muchos lo colmaban".
Memorias, T.I, P. 224

III) Los jefes

"El coronel don Martín Rodríguez que
estaba al frente del círculo que lo sostenía, (A
Rondeau)
era un buen patriota de más corazón
que cabeza, sin aptitudes para concebir, una operación de
guerra ni para ejecutarla. Pagola y Forest, valerosos jefes de
infantería, eran dos atolondrados, que hacían gala
de insubordinación y de despreciar la autoridad del
general. D. Rudecindo Alvarado y D. Diego Balcarce, hombres de
orden en el campamento y de energía en el combate, eran de
carácter irresoluto, y su instrucción militar no
sobrepasaba el nivel de los rutineros. El mayor general del
ejército don Francisco Fernández de la Cruz, era el
más capaz de todos en otro sentido, con conocimientos
científicos y talentos de organizador, aunque de
carácter recto y un juicio sólido, era un
espíritu sin iniciativa, que cumplía su deber con
honor llegado el caso; pero que se amoldaba a las situaciones.
Érase un ejército sin cabeza y sin nervio, el que
iba a llevar nuevamente la bandera de la revolución al
territorio del Alto Perú"

Mitre, ibidem, T. III, P. 19

IV) La Tropa

Paz: "Diré ahora para siempre que hubo en
nuestros militares un valor que nadie les niega, un amor
incontestable a la causa de la independencia que no bastaron a
contrastar los reveses más sangrientos, ni las más
duras desgracias. Reconozco en nuestros paisanos aptitudes
sublimes para la milicia y disposiciones para una disciplina
racional, cuando se quiere y se sabe establecerla. Los desastres
que hemos sufrido han sido efecto de errores, por lo general, en
los que mandaban, y más que todo, de nuestra ignorancia y
de ese estado de anarquía en que nos constituía la
misma revolución.

Sin eso, nuestros ejércitos, desde sus primeros
pasos, hubieran vencido y llevado triunfantes el estandarte de la
libertad por toda la extensión de la tierra que
conquistó Pizarro.

Bien lo merecían esos bravos soldados que durante
catorce años habían combatido la miseria, la
desnudez, el hambre, el clima y las armas españolas. Si
sus sufrimientos se prolongaron, y si al fin no fueron tal
felices en sus esfuerzos otros vinieron a terminar la obra que
ellos habían comenzado, no es culpa suya, sino de la
fatalidad de nuestro destino".

Notas

1) A pesar de lo depresivo del
relevo, el general Rondeau, moderado por temperamento y exento de
ambiciones políticas, habría cedido por segunda vez
a Alvear el puesto de honor, si no se hubiese dejado dominar por
los jefes principales del ejército. Estos se
empeñaron en sostenerle a todo trance en el mando (Tal vez
porque conocían a Alvear y sabían que a él
no podían "manejarlo") llegando a desconocer la autoridad
del gobierno, y separa de él a los jefes adictos a Alvear.
(Que eran precisamente los más capaces)

2) El teatro de la guerra podemos describirlo como un
gran triángulo isósceles cuyo punto sur era la
ciudad de Tucumán; el nordeste La de Cochabamba y el
nordeste la de La Paz. Dentro de esos límites se
desarrolló la guerra que duró un cuarto de siglo
desde Suipacha hasta la muerte del general
Olañeta.

3) El brigadier Rodríguez era un patriota
sincero, un hombre leal a la causa de la independencia; era
dotado de un excelente corazón, era generoso, de maneras
insinuantes y de un trato agradable, pero sea como militar, sea
como administrador, era de limitadísimos conocimientos;
ignoraba aún la práctica de rutina de su
profesión, porque la escuela que tuvo en los cuerpos
urbanos de Buenos Aires no pudo suministrárselos.
Creía de muy buena fe que el modo de entusiasmar al
soldado era tener condescendencias que relajan la disciplina, y
el modo de premiar a sus subalternos era cerrar los ojos y
tolerar el merodeo.

4) (Mariano Necochea) "Este bizarro oficial,
encerrado en un corral de piedras con 25 granaderos,
procuró resistir por algún tiempo, pero viendo la
inutilidad de sus esfuerzos, montó a caballo en pelos y se
lanzó sable en mano sobre el enemigo que lo cercaba y que
rompió sobre él un fuego sostenido. Necochea perece
trepidar y se detiene: era que observaba el punto débil.
En seguida da espuelas al caballo, se lanza como un rayo sobre la
caballería, que se preparaba a recibirle: un valeroso
soldado español le sale al encuentro, avergonzado tal vez
de que un solo hombre los cargase. Necochea lo atropella,
descarga sobre él un golpe tremendo que lo derriba. A su
frente se abre un claro, pasa por allí esgrimiendo el
sable ensangrentado y escapa golpeándose la boca,
perseguido por el espacio de dos leguas: Necochea contando
sencillamente esta hazaña decía: En mi vida he dado
un tajo igual: Creo que le dividí la cabeza hasta el
pescuezo" Mitre, Historia de Belgrano … T. 3º, p.
20

5) "El jefe enemigo que dio este importante golpe
fue el célebre Olañeta quien se retiró
inmediatamente con su presa al Puesto del Marqués, donde
pernoctó el mismo día" Memorias del Gral. Paz,
T.1º, P. 210

6) Brutal desorden. "Cada uno fue donde
quiso, y vino a presentar aquel vasto campo, el chocante
espectáculo de mil quinientos hombres dispersos, que
mataban rendidos, se entregaban a la borrachera, gritaban,
corrían y se conducían a su arbitrio. Iban siempre
muchos grupos en persecución de los pocos enemigos que se
salvaron." "Encontramos luego una pequeña tropa de
caballos que cuidaban tres soldados enemigos desarmado, y puede
decirse que: aquí fue Troya, avanzaron sobre ellos veinte
espadas, que los hubieran hecho pedazos sin la
interposición de los oficiales. El mayor Escalada fue uno
de los que más celo mostró para salvara aquellos
infelices, aunque sufriendo que un granadero ebrio, que por sobre
él mismo quería rendir al rendido y le dijese que
"otra vez que sus oficiales se metiesen a redentores
emplearía sus armas contra ellos" Escalada dejó
pasar el insulto como inapercibido, pero el soldado se
salvó".

7) Tenaz y consecuente siguió luchando por
la causa del rey aún después de Ayacucho. Fue uno
de los factores determinantes del triunfo realista en
Vilcapugio.

8) Batalla de Sipe-Sipe El Regimiento de
granaderos a Caballo en tiempos de la Emancipación
Hispanoamericana 1812/1826

9) El orden de ésta según lo
había dispuesto el general en jefe, colocaba al regimiento
número 9º a la derecha, enseguida el número
1º; más el coronel Forest se creyó agraviado y
no había sido sino con repugnancia que había cedido
la colocación que pretendía pertenecerle. Cuando
recibió la orden de decender la colina y practicar el
cambio de frente prescripto, se adelantó al número
9º y se colocó de dejando, intervalo para que
éste lo ocupase, quedando él entonces a la derecha
de la línea. El coronel Pagola que mandaba el 9º
quiso dirigirse a tomar la derecha del número 1º,
pero en aquellos momentos, en que el enemigo se movía
avanzando ya, le pareció más prudente, y con
razón, encajonar en el claro que le habían dejado,
antes que entrar en una disputa perniciosa, así lo hizo.
Memorias de Paz T. 1º; P.270/271

10) Decía Federico II en 1770: Toda
maniobra en la guerra gira alrededor de las posiciones que un
general puede ocupar con ventaja, y de las posiciones que puede
atacar con un mínimo de pérdidas (Pezuela
atacó la derecha patriota fuera del tiro de la
artillería)

11) Teoría y Práctica de la Gurra, Cap.
Liddell Hart, P. 25, Circulo Militar, Vol. 596.

12) "Puesto a un costado de mi escuadrón
les deje "Vergüenza eterna sería para nosotros que
esta columna se nos escapara; si hay cincuenta valientes entre
vosotros, que me sigan ó moriré yo solo" Y
dí vuelta hacia el enemigo: como cincuenta bravos me
siguieron y rompí por medio de la columna enemiga, en
circunstancias que ella estaba pasando el zanjón. Los
enemigos iban en extremo borrachos por haberse apoderado de unas
cargas de aguardiente poco antes, y no nos conocieron; pero
apenas lo advirtieron con motivo de haberles volteado más
ce cincuenta hombres a sable, cuando se puso la columna en
precipitada fuga. Toda la infantería de la derecha
enemiga, así que vio a su columna de caballería en
fuga, siguió su ejemplo, y los perseguí
acuchillándolos hasta la boca de la quebrada por donde
habían descendido de la altura. ¡Pero cual fue su
asombro cuando observaron que poco menos de cincuenta dragones
habian hecho correr a más de mil hombres! Memorias del
General Gregorio Aráoz de La Madrid, T. 1º, P.
74

Don Gregorio quedó completamente despistado al no
entender como el ejército había abandonada la
salida por la quebrada de Tapacarí. Lo cual significa que
no había tomado en cuenta el descenso del ejército
realista de las alturas de Viluma.

13) Guerra de las Republiquetas: Fueron grupos
guerrilleros o independentistas (ó montoneras)organizadas
entre 1811 y 1825 en jurisdicción del territorio de la
Real Audiencia de Charcas (Alto Perú, actual
República de Bolivia)Provisiones agrupaciones armadas
independentistas que surgieron en ese territorio y en lugares
cercanos al Alto Perú como los de Chiquitos, Santa Cruz y
de Tarija.

Después de la derrota del ejército
auxiliar argentino en la batalla de Huaqui (1811) una amalgama de
republicanos de las ciudades, campesinos y agentes enviados por
el ejército auxiliar ocuparon efectivamente vastas zonas
generalmente rurales. Las ciudades mayores fueron ocupadas solo
por breves períodos y eventualmente casi todos estos
movimientos guerrilleros fueron derrotados por fuerzas realistas
antes de la llegada de Sucre al territorio altoperuano. Entre los
líderes más destacados mencionaré a Juan
Antonio Álvarez de arenales, quien era el jefe principal
de todas las "Republiquetas"; Ignacio Warnes; Ildefonso de Las
Muñecas; Manuel Ascencio Padilla y su mujer Juana Azurduy
de Padilla y José Miguel Lanza. Instituto de Estudios
Nacionales.blogspot.com.ar

14) Historia de la República Argentina,
Vicente F. López, Ed. Sopena T. III,
Ps.665/71.

15) Memorias, J.M. Paz T.1° P.275

16) Historia de … V.F- López,
P.665

17) Después de la batalla Rondeau
regresaba resuelto a mantenerse en el mando absoluto del
ejército y de las provincias del norte, aunque fuera
contrariando a las autoridades de la capital. Esta era al menos
la resolución con que regresaban los jefes amigos de
Rondeau, que explotaban su nulidad, mientras él, se dejaba
flotar cómodamente en el interés de
ellos.

Si todos habían tenido una opinión tan
triste de Rondeau, fácil es deducir la que tendría
Guemes, después que se recibió la noticia de la
vergonzosa derrota de Sipe-Sipe. Toda la responsabilidad directa
e indirecta del desastre recaía sobre el general. Por un
acto subversivo, que no tenía el derecho de condenar en
otros.

Rondeau había autorizado la sublevación
del ejército contra el gobierno nacional; y no solo
había repelido, sino mandado prender al general Alvear,
que iba legítimamente nombrado para substituirlo en el
mando. Aquel hecho, que habría sido escandaloso bajo
cualquier aspecto que se mirase, no habría podido
justificarse sino con una espléndida victoria. Pero traer
la derrota y la humillación de nuestras armas
después de semejante atentado, era un crimen imperdonable
en un hombre de juicio, que debió haber conocido que sus
fuerzas y sus aptitudes no eran para tomar por asalto tan elevada
posición. Historia de la República Argentina,
Vicente Fidel López, Tomo III, Página
211

18) La prueba más concluyente de esto es
una carta de San Martín a Godoy Cruz, el 24 de agosto de
1816, en el que le dice –"No hay una verdad más
demostrable que la que Ud. me dice de la separación del
Perú (Alto) de las provincias baxas; esto lo sabía
muy bien de positivo desde que estuve con el mando de ese
ejército, y por consiguiente, los intereses de estas
provincias con las de arriba, no tienen la menor relación.
Ibidem. P. 663

Bibliografía

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    Argentina. Bartolomé Mitre. W.M. Jackson Editores Tomo
    III, Ps. 12/47

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    Martín Suárez. Círculo Militar. Bs. As.
    1974. Ps. 32/34.

  • Historia de la República, Argentina. Tomo III
    Vicente Fidel López. Sopena Argentina 1970, T. III
    Páginas: 164/173.

  • Memorias del general José María Paz.
    Editorial Schapire 1968. Tomo I, Ps. 251/79.

  • Memorias del general Gregorio Aráoz de La
    Madrid. Eudeba 1968, Tomo I, Ps. 72/78.

  • Creadores de la Estrategia Moderna. Edward Mead
    Earle. Círculo Militar 1968, Tomo I.

  • Clausewitz y una teoría sobre la guerra
    Nápoleónica. Publicado en Instituto de Estudios
    Estratégicos de Buenos Aires. La Naturaleza, la
    conducta y el propósito de la guerra. P. 10. Gral de
    Div. Evergisto de Vergara.

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    Wright y Lisa M. Neckon. Emecé Editores
    1990.

  • Parte oficial de la batalla de Sipe-Sipe. Historia
    de la República Argentina de V.F.

López T. III P. 665.

  • El Regimiento de Granaderos a Caballo en Tiempos de
    la Emancipación

"hispano-americana" 1812 – 1826,
www.tvmundus.com.ar

  • Historia de la República Argentina, Vicente
    Fidel López, Tomo III

  • Historia de la Revolución Hispanoamericana ,
    Tomo II, Mariano Torrente

  • Memoria para la Historia de las Armas
    Españolas en el Alto Perú, Tomo I,
    Andrés García Camba

Monografias.com

General Joaquín de La
Pezuela

 

 

Autor:

Alberto Pereira
Ríos

marzo de 2013-03-12

Partes: 1, 2
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